Estrenada el 25 de junio de 2005 en Reus (Tarragona).
Se representó hasta el 4 de junio de 2006.
El 2 de marzo de 1974 Puig Antich y el polaco Heinz Chez morían ejecutados en Barcelona y en Tarragona respectivamente. Del primero se ha hablado mucho y aún se continúa hablando, dada su condición de político. Heinz Chez, en cambio, murió como una rata, ya que estaba marcado por el estigma de delincuente común. De todos modos, la paradoja trágica es que esta ejecución se efectuó con una finalidad política, constituyendo la “torna” de la ejecución de Puig Antich. Todo se hizo con el fin de desorientar a la opinión pública predispuesta a confundir fácilmente, en aquel momento, los términos de activista político y de delincuente común.
La patética vida de Heinz Chez es casi desconocida incluso para los que pudieron tratarlo íntimamente. Según algunos testimonios, Heinz era un hombre enigmático, del cual sabemos muy pocas cosas. Él mismo narró, la muerte de sus padres durante la guerra, cuando tenía cinco años, el internado en un campo alemán de niños, su oficio de comediante de calle para ganarse la vida, el paso erradizo y solitario a través de diversos países, hasta el día en que disparó mortalmente sobre un guardia civil en un camping de la provincia de Tarragona…
Ni antes ni después de la ejecución se dio a conocer nadie como familiar ni amigo. Se trataba, sin duda, de un auténtico solitario que pasó por el garrote vil sin saberse casi nada de su persona y sus acciones (es posible que hasta su nombre sea falso). El espectáculo se ha creado como una versión libre sobre el tema, con la finalidad esencial de salvar del olvido una de entre tantas injusticias cometidas en nombre de lo que se llama justicia y que confía que el polvo de los años entierre los episodios oscuros.
Hemos querido tratar con la máxima simplicidad los elementos escénicos, así como la narrativa, porque algunas de las situaciones, a pesar de su tono esperpéntico, son auténticas. No obstante, no hemos construido una tragedia sino una comedia de máscaras tal como debía ser la visión de Chez, pues aquel hombre desconocía además de nuestra lengua, las costumbres y los ritos judiciales de España.
(Texto que figuraba en el programa de mano de la obra el año 1977 y que constituyó una pieza fundamental para definir la acusación del tribunal militar)
Crimen de estado
Pasados 28 años del estreno de “La Torna” con los sucesos posteriores que la obra originó, es difícil imaginarse hoy aquellos episodios sin tener en cuenta que la España de entonces empezaba a emerger del oscurantismo, y el futuro se presentaba plagado aun de incertidumbres. El hecho de que algunos protagonistas de la obra, como el ejército y los cuerpos de seguridad, permanecieran todavía fieles a los fundamentos franquistas, resultó determinante en las acciones judiciales emprendidas contra los miembros de Els Joglars a través de un tribunal militar. El mismo aparato jurídico militar que condenó a Heinz Chez, cayó sobre nosotros tres años después, con toda la desmesura que suponía encarcelar y juzgar unos comediantes en consejo de guerra.
Es evidente que hoy, entre las funciones del ejército y la guardia civil, no figura ni el control político ni la represión de los ciudadanos. La reputación pública de dichos estamentos los convierte actualmente en valedores del sistema democrático. Sin embargo, a pesar de la desaparición del dictador, a finales de 1977 el automatismo militar de sumisión al régimen permanecía indemne, ya que ninguna de sus estructuras internas había sido modificada por los nuevos dirigentes. En este sentido, y con la intención de reproducir fielmente el ánimo de aquellos momentos, el montaje actual de la obra incorpora sin variaciones significativas, las principales escenas de entonces. En ellas, se satiriza severamente unos estamentos castrenses mancillados por el indigno vasallaje a un régimen criminal que ejecutó un hombre, encubriendo así, oscuros intereses políticos.
A través de las investigaciones del periodista Raúl M. Riebenbauer, sabemos hoy que el nombre Heinz Chez era falso, y que tampoco se trataba de un indigente polaco sin familia. Se llamaba Georg Welzel, era ciudadano de Alemania del este, donde tenía la madre, dos hermanos, una mujer y tres hijos. Datos, todos ellos, alevosamente ocultados por el tribunal militar que lo condenó a muerte, y que sólo por esta omisión, demostró su desprecio al honor y a la justicia.
Si la obra tuvo todo su sentido tres años después de la ejecución de Georg, hoy retoma un nuevo significado a la luz de los recientes descubrimientos que muestran con mayor claridad, lo que en definitiva, supuso un crimen de estado.
Albert Boadella
Elies Barberà
Marta López
Marta Fernández
Josuè Guash
Guillem Motos
Lluís Olivé
Pau Sastre
Jaume Bernet
Javier Villena
Dramaturgia, dirección y espacio escénico: Albert Boadella
Dirección: Lluís Elias
Vestuario: Els Joglars
Iluminación: Bernat Jansà
Máscaras: Anna Rottier
Ayudantes de dirección: Marc Angelet y Francesc Márquez
Caracterización: Toni Santos
Regidoría: Vanessa Álvarez
Sastra y ayudante de vestuario: Jessica Casado
Maquinista: Marc Sánchez
Técnicos de iluminación: Bernat Jansà y Sergio Lobaco
Construcción de escenografía: EL TELER
Confección de vestuario: ATUENDO
Maquillaje y peluquería: PELUQUERÍA SANTOS
Dirección de producción: Amparo Martínez
Producción ejecutiva: Taia Brenlle
Dirección técnica: Miguel Montes
Producción: Raquel Doroño
Publicidad: PUBLIESPEC
Diseño gráfico: SSB
Una coproducción de:
Con la colaboración de:
Máscaras y fantoches sangrientos
20 de abril de 2006
El Mundo S.XXI.Teatro Bellas Artes, Madrid. Javier Villan
Todo es una farsa, una mascarada llevada a cabo con un ritmo trepidante, un dominio corporal ejemplar y una escenografía pobre pero eficacísima.
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25 de marzo de 2006
El Correo.Teatro Soacial de Basauri, XXIX Jornadas de Eibar. Pedro Barea
La torna de la torna rezuma la singularísima personalidad de Boadella, sus caústicas caricaturas, su implacable incorrección, y su provocadora voluntad de juego.
Los mecanismos de la venganza
13 de enero de 2006
Málaga Hoy.Teatro Alameda. XXIII Festival Internacional de Málaga. Pablo Bujalance
Lo realmente novedoso de La torna de la torna es su condición de venganza ejecutada con delicia por sus protagonistas, y representada en el papel del militar retirado y paranoico. La historia reciente del teatro español no conoce un caso semejante, en el que una compañía recupera una obra condenada para condenar a quienes impusieron su poder para prohibirla, incluso para encerrar a sus artífices. (...) La idea de que sin el teatro seríamos monos zancudos tiene su aval en La torna de la torna.
Curiosa reposición
18 de diciembre de 2005
Córdoba. Gran Teatro de Córdoba. Miguel Ángel de Abajo
Toda la función manifiesta la sabiduría escénica de Albert Boadella, quie, con un sentido desbordante del ritmo y fecunda imaginación, dirige actores, desarrolla situaciones e intercala gags.
"El teatro de hoy se ha vuelto muy sofisticado, de diseño"
16 de deciembre de 2005
Diario de Córdoba. Immaculada Sánchez
Entrevista a Albert Boadella
Remembranza de un suceso
23 de octubre de 2005
ABC. Sevilla. Julio Martínez Velasco
La torna de la torna basa toda su fuerza dramática en la palabra; es el más claro ejemplo de teatro de texto cerrado. (...) Por supuesto -faltaría más- que la disciplina actoral es excelente, como siempre.
Boadella ajusta cuentas con los militares
2 de setembre de 2005
El País - Jacinto Antón
El Público del Teatro Romea rcibe con entusiastas aplausos La torna de la torna
Boadella regresa al lugar del crimen con la sátira que le costó la cárcel en 1977
27 de juny de 2005
El Mundo. Matías Nespolo
Un consejo de guerra y una fuga legendaria
27 de juny de 2005
El Mundo - Javier Villan
BOADELLA CIERRA EL CÍRCULO CON "LA TORNA DE LA TORNA"
El Teatre Bartrina de Reus volvió a acoger la obra 28 años después de su veto
27 de junio de 2005
El Periódico. Roger Pascual. Reus
El montaje estuvo a la altura de la expectación creada. La obra, culminación del taller que Boadella ha realizado con los alumnos de cuarto curso del Institut del Teatre, sigue fiel a su estructura, aunque con algunos retoques, la mayoría motivados por las revelaciones sobre la identidad de Chez que el periodista Raúl M. Riebenbauer ha plasmado en el libro El silencio de Georg. La verdadera historia de Heins Chez. Riebenbauer, que asistió al preestreno, contó como, en realidad, Chez se llamaba Georg Welzel y no era un apátrida de origen polaco sino alemán de la RDA, un delincuente común,"obsesionado por la libertad", con mujer e hijos. Pese a que el régimen franquista lo sabía, prefirieron ocultarlo para no comprometer las recién iniciadas relaciones diplomáticas con Alemania Oriental.
El escritor considera que tanto su investigación -que definió como "un proceso de exorcismo"- como la revisión de La torna "devuelven la identidad a una persona cuya vida ha sido utilizada". Y es que, como le confesó uno de los miembros del tribunal militar, "había una decisión clara de ejecutar a Puig Antich y era mejor no ejecutarlo solo".
(...)"Es curioso que muchas cosas que tuvimos que inventarnos terminaran siendo reales", afirmó Boadella, que destacó que las revelaciones de Riebenbauer demostrarán que "lo que creíamos que había sido una clásica chapuza nacional resultó ser un crimen de Estado".
El dramaturgo defendió el regreso de La torna, "el primer acto público de la democracia" para la compañía, como "un intento de hacer comprensible el clima de aquella época a las generaciones que no la vivieron".
BOADELLA REVISA "LA TORNA" A TRAVÉS DE UNOS VIEJOS MILITARES EN UN GERIÁTRICO
31 de mayo de 2005
El País. Jacinto Antón. Barcelona
Daniel Martínez, Albert Boadella, Calixte Bieito, Carles Ruiz i Raimon Àvila
Casi 30 años después de su estreno, de su prohibición y del juicio contra los artistas que la realizaron, regresa La torna (1977), la legendaria obra de Albert Boadella y Els Joglars que desató las iras del estamento militar y significó uno de los episodios más lamentables de la transición. El espectáculo vuelve a ponerlo en pie Boadella, aunque no con su compañía, sino con alumnos del último curso de interpretación del Institut del Teatre. El montaje, con el título La torna de la torna, dará el salto al mundo profesional y se podrá ver en Reus el 25 de junio para estrenarse oficialmente el 1 de septiembre en el Romea. Boadella contextualiza la pieza a través de unos viejos militares en un geriátrico.
Boadella explicó ayer al presentar el espectáculo que coloca a esos viejos militares, "los mismos implicados en el caso", a los que en sueños se les aparecen escenas de La torna, para mostrar al público de hoy cómo eran los uniformados de entonces, tan diferentes de los de ahora, que "hacen de hermanistas de la caridad en Afganistán y Kosovo, de ONG". El espectáculo, pues, señaló, conserva las escenas "míticas" de La torna, que "están todas", pero no es exactamente lo mismo, sino que se le añaden alrededor otras situaciones para contextualizar, en la consideración de que "mucha gente que verá el espectáculo no había nacido en época de Franco o eran muy pequeños. Boadella, en todo caso, opina que la obra, "una sátira feroz", no ha perdido un ápice de su causticidad. (...)
Boadella grantizó que pese a surgir de un taller académico -dirigido por él-, La torna de la torna será un espectáculo de absoluta solvencia profesional y "aunque no sea de Els Joglars, llevará la marca de la casa". Además, aseguró: "Estará tan bien hecha como La torna de 1977". Consciente, dijo, de que se va a juzgar el montaje como si fuera de su compañía, Boadella ha trabajado a fondo con los estudiantes de cuarto curso del Institut del Teatre que interpretan el remake teatral, a los que ha llevado al centro de Els Joglars en Pruit. El director ha añadido dos actores profesionales al grupo.(...)
Boadella recordó las muchas vinculaciones de Els Joglars con el Romea, donde debían representar La torna aquel 1977. El espectáculo hizo 40 representaciones, pero no llegó a Barcelona. En el teatro Bartrina de Reus se dio la última función. "El capitán general llamó para prohibirnos actuar", rememoró; "pero yo le dije que por teléfono no podía estar seguro de que fuera él en realidad y no, por ejemplo, el papa de Roma. A las 48 horas lo supe perfectamente".