Premiere the 18th october 1995 at Teatre Municipal, Girona.
Shown until the 31st may 1997
The Lost Tradition
…after your death
you were better have a bad epitaph
than their ill report while you live
(Hamlet to Polonius)
In the year 1981 “Operation Ubú” was received as an exceptional phenomenon within the moderate panorama of theatre at that time. It’s quite possible that the ingredients of direct political satire, such as implacable sarcasm towards the megalomania of our superiors, incited the adverse opinions of those who thought that the young democracy and flourishing nationalism shouldn’t be farcical. 15 years later this exception continues to hold, and not only within the socio-political field, our stages have completely lost all trace of parody, satire, and comedy based on a real, close and contemporary power. It’s surprising how such an essential act of hygiene has disappeared in the course of the history of theatre except for on our stage, today dedicated essentially to bland humour, musicals and metaphysics.
The past is full of conflicts between comedians and distinct powers. It’s obvious that the consequences of making kings, presidents, bishops or generals uncomfortable, were substantially more serious then than now. Therefore, more complex reasons have to be found to justify the extinction of an unarguably cathartic genre for the public. The elevated costs of present day productions, so far from the simple days of the farandula (a group of travelling actors)-, could be one of the reasons for not making the administration or a hypothetical sector of the public uncomfortable, that would be looking for more risks than necessary, exposing oneself to catastrophic ruin, which today would be a real failure. I refer here exclusively to private theatre, as institutional theatre obviously doesn’t merit mentioning in terms of freedom of expression. The perverse protection of the public administration has something precisely to do with the loss of this genre. This ” Ubú President” is a reformulation of “Operació Ubú” first shown at the Theatre Lliure. The changes are a product of the passing of time, but most of all because Ubú Excels invades our privacy daily, recriminating, advising, threatening, moralising and laying down the law to a whole country. In a word explaining even how we Catalans have to urinate.
But no one should trust this. The ‘Supreme’ are everywhere. They aren’t exclusively from any one country. For Alfred Jarry, creator of the character in 1896, Ubú was his own master. The closest and most restraining power is usually the most oppressive, for this reason it’s vital to protect oneself with the liberating tradition of humour, satire and sarcasm in order to compensate for the arrogance of the powerful. If “Ubú President” manages to fulfil this therapeutic function we will gladly accept the consequences. With this same satisfaction we have been able to make people laugh for 34 years about generals, dictators, bishops, presidents and all class of nuisances in general who haven’t managed to spoil our fun.
Albert Boadella
Ramon Fontserè
Pilar Sáenz
Ramon Llimós
Minnie Marx
Josep M. Fontserè
Xevi Vilà
Jesús Agelet
Begoña Alberdi
Àssun Planas
Lluís Elias
Director and set space: Albert Boadella
Assistant director: Lluís Elias
Scenography and sound: Jordi Costa
Costumes and masks: Fabià Puigcerver
Costumes: Dolors Caminal
Properties: CASTELLS I PLANAS
Lighting design: Josep Fernández
Sound: Estudi OIDO
Set up: Dani Coromina
Scenography making: Tallers Pascualín
BOADELLA HA VIVIDO EN EL FILO DE LA NAVAJA
El País de las Tentaciones
29 de diciembre de 1995
Arcadi Espada
Un tipo que se bate con el presente es un tipo que merece mucho respeto. El
presente es un aliado descorazonador en muchas batallas expresivas. Afrontar el
reto del presente en el teatro, a pelo, es decir, sin el habitual guiño metafórico
que convierte a Shakespeare en un diseccionador de la cultura del pelotazo o el
tiempo de Molière en nuestro tiempo -simplemente porque su tiempo y el
nuestro, ay caray, son tiempos oscuros -, es una empresa de muchísimo cuidado.
La mayoría de nuestros creadores teatrales van en busca del presente
perfectamente acorazados tras el clásico: tras la coartada del clásico, tras el
frecuente embaucamiento del clásico, a veces, acorazados tras la sólida nobleza
del clásico. Albert Boadella y los sucesivos Joglars que durante este tiempo han
sido llevan 30 años batiéndose con su tiempo. Eso ha supuesto un gran riesgo
estético, una posibilidad constante, sin red, de hacer el ridículo. Y ha supuesto
también una cierta incomodidad social: desde Franco hasta Pujol -los límites
son meramente cronológicos-, Boadella ha vivido, como artista y como
ciudadano, en el filo de la navaja, y cualquiera sabe que en ese filo no hay
puñetera retórica.
Hace un par de meses, el cómico dio un ejemplo más de su determinación ética
y estética afrontando una imprudentísima revisión del Ubú, que montara hace
15 años con el Teatre Lliure para saludar el advenimiento de Jordi Pujol a la más
alta magistratura catalana. Imprudentísima porque se trataba de la revisión de
uno de los mejores montajes del teatro catalán en los últimos años, porque ese
Ubú iba a abordar el presente más inmediato de Cataluña y porque, al fin y al
cabo, Ubú era la bicha para la abrumadora hegemonía sociopolítica
convergente. Por si fuera poco, la obra iba a estrenarse en periodo electoral:
muchos convergentes la consideraron hija del más sucio oportunismo político, y
mucha gente de la oposición -la mayoría- arrugó la nariz y dijo silbeante: "Le va
a dar votos a Pujol".
El día del estreno en Barcelona ningún político acudió a la cita, salvo el gallardo
Borrell, al que, ciertamente, nunca antes habíamos visto en el teatro. Todos los
políticos catalanes huyeron de estampida ante la posibilidad de que pudieran
verles en público con Boadella. A éste, creo que semejante deserción le satisfizo:
siempre ha dicho que el cómico debe ser una persona poco recomendable. Las
buenas personas, el peix bullit, la admirable sociovergencia que gobierna
cultural y políticamente Cataluña, pusieron enseguida algún reparo: "Es floja,
no va al fondo del pujolismo". Era un reparo curioso en boca de los que durante
15 años se han abstenido de realizar cualquier crítica sobre el pujolismo y sus
consecuencias: pedían a Boadella que hiciera en tres horas lo que ellos, no
habían sido capaces de hacer en 15 años. Como ejercicio de hipocresía, no hay
que negar que ese reparo llegó a un altísimo nivel.
Ubú, President es una poderosa, divertida, insurgente obra de teatro, asociada
al presente de Cataluña y a un protagonista trascendental de ese presente. Pero
su valor estriba, sobre todo, en que retrata con crudeza y perversidad la ilusión
del hombre de poder, que es una especie de profesional tan honorable o tan
lesivo, según los casos, como el hombre de letras. Por eso, por su amplitud de
campo, cuando Boadella la lleve a Burgos es probable que las gentes rían la
peripecia del pujolet. Pero, en ese pujolet, el público va a ir descubriendo poco a
poco los rasgos de su cacique más cercano. Va a ir descubriendo que Ubú,
President conserva los rasgos universales del padrecito Ubú que alumbrara,
ahora hace 100 años justos, Alfred Jarry, marginal, irreverente y patafísico.
PADRE UBÚ GRAN DICTADOR Y DIOS
El Mundo, 16 de febrero de 1996
Javier Villan
Como Papa divinizado, Gran Dictador chaplinesco y Padre Ubú despótico y
regicida contempla Albert Boadella al Excels. Ese sueño del Excels, pesadilla y
fantasmagoría de Jordi Pujol en persona jugueteando con el globo terráqueo,
como Hitler en la película de Charlot, podría resumir el ideario del protagonista
de Ubú President; un estrambótico personaje, no por ello menos siniestro, con
el que Els Joglars ha llenado de corrosivo ácido esta parodia grotesca.
Toda la desvergüenza, todo el sarcasmo, toda la crueldad de una implacable
sátira política están presentes en este último montaje del grupo catalán que hace
de toda la iconografía catalana una burla tórrida y sin concesiones. Y todo ello,
naturalmente, lo personifica en un Excels y en una Excelsa, presidente y
presidenta identificable. La recurrencia a Ubú, el fantoche de Alfred Jarry, para
curar al Excels de sus manías, de sus arrebatos de nervios y de su verbosidad
ininteligible, no es un pretexto, ni un recurso dramático. Es, en especial, el
cauce a través del cual se manifestará la verdadera personalidad del Excels:
tendencias homicidas, mercantilismo absoluto, delirios de grandeza,
desdoblamiento de personalidad, ambiciones políticas ilimitadas. El psicodrama
no se curará de sus atropellos expresivos, paro aflorará su yo más profundo. En
este nivel de lo grotesco se manifiesta también la más pura y simple y bella
teatralidad de Ubú President. Y en él radicaliza Boadella la caricatura más feroz
de su personaje.
El otro plano, el de la parodia, el de la realidad más o menos doméstica e
institucional del Excels y de la Excelsa, no es más misericordioso: un discurso
político de doble moral y doble sociología, una especie de catalanidad retórica
hacia afuera y una catalanidad xenófoba hacia adentro: la marginación de "els
altres catalans", aquellos que viven donde da la vuelta el aire. De suicidio para el
político víctima de este sarcasmo, de esta ejecución sumarísima en un modelo
de teatro que recobra toda la capacidad de crítica al poder.
Una teatralidad ejemplar en muchos momentos, una iconoclastia de las
iconografías más o menos sagradas, una concepción de la plasticidad dramática
que subsume algunos lastres del ritmo, algunas evidencias de chistes fáciles y
mostrencos. Y, sobre todo, una interpretación magistral en su conjunto: la
bellísima voz de Begoña Alberdi, la versatilidad de Agelet, de Xevi Vilà, J.M.
Fontserè, Planas, Elias; y por parte de Ramon Fontserè y Pilar Sáenz (Excelsa y
señorita Eulàlia) alcanza niveles de genialidad.
LOS CANDIDATOS A PRESIDENTE NO VERÁN UBÚ ANTES DEL 19-N
El País, 28/10/1995
Ningún candidato a la presidencia de la Generalitat tiene intención
de asistir a la representación de la obra de Els Joglars Ubú President
antes de la celebración de los comicios autonómicos, el próximo 19
de noviembre. En el espectáculo se satiriza el líder de CiU Jordi Pujol.
Todos ellos, excepto Pujol, aseguran que después de las elecciones irán a la
representación. Al estreno acudieron pocos políticos, entre ellos el ministro
de Obras Públicas, Josep Borrell. El Presidente de la Generalitat explicó
ayer en Terrassa que no ha visto la obra "ni tiene previsto" verla. Su
esposa, Marta Ferrusola, dijo que prefiere ver otros espectáculos
"que valen la pena" de los muchos que se estrenan en Cataluña. El
presidenciable del PSC, Joaquim Nadal, no acudirá a ver la obra
mientras sea candidato y añadió: "Después de las elecciones ya
decidiré que hago, porque entonces seré un ciudadano libre." Nadal,
alcalde de Girona, no acudió al estreno del montaje a pesar de que se
celebró en el teatro municipal de su ciudad, por "discreción, elegancia y
cortesía". Àngel Colom (ERC) y Rafael Ribó (IC-EV) aseguraron que
no iran al teatro antes del 19-N por motivos de agenda. Ribó añadió
que la primera versión de Ubú de Els Joglars le pareció divertida.
ABC, 28/12/1995
Marta Ferrusola, esposa del honorable presidente catalán, no piensa
acudir al montaje de Boadella Ubú President, pues "no tiene sentido
reírse tantas horas de dos personas". Y no sólo eso: Ferrusola justifica
su inasistencia "porque ya actuamos bastante cada día, vamos a
inauguraciones, a ver belenes, corales..." O sea, que a Boadella le han
montado una comedia paralela.