Yo tengo un tío en América

L'OBRA

Estrenat el dia 15 de novembre de 1991 al Teatre Municipal de Girona.
Es va representar fins el 17 d’abril de 1993.

Espectacle de teatre i dansa espanyola on es narra coreogràficament les relacions entre indígenes americans i conquistadors espanyols.

Els psiquiatres del frenopàtic de Pruit proposen com de costum als seus malalts una teràpia de psicodrama consistent aquesta vegada en representar la vida d’una tribu americana abans del descobriment. Els malalts mentals reprodueixen de forma molt particular la seva concepció del món tribal, però els més visionaris erigint-se en líders pel seu potent histerisme començaran a confondre als metges pels conqueridors espanyols.

A partir d’aquí l’espectacle rebrà la visió dels bojos. Apareixeran Hernán Cortés, Pizarro i altres conqueridors, sempre ballant flamenc. Es barallaran, destruiran i colonitzaran en un doble joc de dirigir i colonitzar el cervell dels malalts. La visió de la conquesta americana, expressada majoritàriament a través de coreografies ballades no impedirà que descobrim al seu darrere la situació real de la relació entre pacients i metges. Al mig d’aquest ball de confusió, la visita al centre de la Directora General de Sanitat serà vista pels malalts com la visita de la Reina a la que oferiran l’execució de una peça de música culta, símbol del mestissatge i accés a la civilització.

Al final desapareixerà la imatge del frenopàtic, apareixent entre la selva uns indis autèntics que corren terroritzats perseguits per uns individus de parla anglesa que els van metrallant, mentre altres posen en marxa la motoserra. Els estrangers simularan tallar la selva. Les 80 cordes cauran de cop sobre l’escenari. Serà l’autèntic 1992.

 

Equip artístic i tècnic


Actors

Interpertación y personajes:

Jesús Agelet
Ramon Fontserè
Eduard Fernández
Pilar Sáenz
Josep M. Fontserè
Joan Serrats
Xevi Vilà

Tenora y saxo:

Jordi Paulí

Baile y coreografía:

Helena Llauradó
Paulina Gálvez
Alberto Sierra
Montse Sánchez
Susana Trujillo
Esperanza de la Vega
Fernando Villalobos

Equipo tècnico

Direcció i espai escènic: Albert BOADELLA
Ajudant de direcció: Lluís ELIAS
Espaci escènic: DINO IBÁÑEZ
Assistent d’escenografía: Michael BANTJES
Direcció musical: Joan Albert AMARGÓS
Professor de tambors: Xavier JOAQUIM
Figurins – diseny: Antonio BELART
Figurins – realizació: Cristina FORTUNY
So i montatgee: Jordi Costa
I·luminació: Lluís QUINTANA
Montatge: Carles CASTRO – Llucià COMERMA – Teia HORTALÀ – Quico POVEDANO

GALERIA D'IMATGES

PREMSA

Brillante espectáculo

El Mundo. Javier Villán

…a mí, Yo tengo un tío en América me ha parecido un excelente espectáculo,
dotado de gran capacidad para dramatizar situaciones y objetos. Y de hacerlo
con generoso derroche de belleza.(…)
La perfección formal de Yo tengo un tío en América se basa en el uso del espacio
escénico con ese instinto mágico de deslumbrante plasticidad que caracteriza a
Boadella; y por la soberana lección de interpretación que explican los
componentes de Els joglars. Son seres de una naturaleza especial que convierten
la actividad de actor en una descarga emocional, en una pulsión que conturba
cualquier intento de neutralidad contemplativa. Aun manteniendo el espacio
escénico convencional, Boadella dota a éste de una flexibilidad motriz que hace
olvidar los formalismos de su origen.


Mestizos

El País. Joan de Sagarra

En lo que a la interpretación, la dirección, la escenografía, la música, la
iluminación y la coreografía se refiere, sin olvidar el guión, el texto, la
dramaturgia, llámenle como más les agrade, el estreno de Yo tengo un tío en
América es uno de los momentos más ricos, más emocionantes, teatralmente
hablando, que se han vivido en Barcelona en los últimos años. Es, literalmente,
un espectáculo soberbio. Enhorabuena a todos, incluido el público.


Sabia locura

Egin. Carlos Gil

(…) La propuesta de situar la acción en un manicomio conlleva unos peligoras
evidentes de pasado de vueltas, pero en esta ocasión el doctor Boadella ha
encontrado la fórmula mágica para llevar todas las energías hacia la creación
artística, dejando que los actores y actrices desarrollen sus trabajos de
composición de personajes dentro de la caricatura pero llenándolos de matices,
y sabiendo conjugar los movimientos corales, las coreografías flamencas, los
ritmos de timbales de una manera ciertamente ejemplar. Todo está
perfectamente ajustado, todo encaja a la perfección, todo está medido, la
progresión de interés crece geométricamente hasta momentos de comunión de
logros.
(…) Esta es una muestra excitante de teatro moderno, comprometido, divertido,
de riesgo estético y tomando partido en el controvertido encuentro de españoles
e indígenas americanos, evidentemente una casa de locos, convertida aquí en
una sabia locura, en una hermosa locura teatral, un espectáculo de los que no se
debe perder nadie, a no ser que se quiera volver loco.


La Vanguardia. Santiago Fondevila.

Yo tengo un tío en América se estrenará el 18 de enero en el River Side Studio.
“Con Yo tengo un tío en América la compañía catalana ha triunfado en Centro y
Sudámerica, en Alemania y en París con una unanimidad de crítica y público a
la que Boadella y sus muchachos están poco acostumbrados. De todas las
producciones del V Centenario, Yo tengo un tío en América se ha convertido sin
lugar a dudas, en el mayor éxito de la temporada y ha cosechado tantos
espectadores como el resto de producciones juntas, siendo además, aquella
revisión del pasado colombino que mejor aceptación ha logrado en el mundo
entero.”


The Scotman. Catherine Lockerbie

“ ... en este año del Quinto Centenario, lleno de interpretaciones tan
quisquillosas y tediosas como políticamente correctas del descubrimiento de
América, produce regocijo hallar esta visión que nos llega con alegoría, humor y
espectacularidad teatral de desbordante algría.”


The Independent. Tom Morris

Yo tengo un tío en América es una comedia imponente, un espectáculo de danza
que rebosa alegría y a la vez una contundente alegoría política.
(...) Nos presentan la angustia de la conquista como una emboscada en la que el
público cae y cuya única vía de escape es el surrealismo, que Boadella maneja
como un maestro.”


Financial Times. Edinburgh Festival. Alastair Macaulay

Yo tengo un tío en América es profundamente humano, excéntrico y un triunfo
de la imaginación y buenas manera. Els Joglars son actores maravillosos y poco
corriente.
.... En Yo tengo un tío en América se percibe el espíritu humano tal como es –
como una masa viva de detalles individuales e interactivos- el espectáculo
divierte, inquieta y fascina al público.”


Éxito total de Els Joglars en la Biennal 1992 de Bonn

El Periódico

Para el crítico del diaio General-Anzeiger de Bonn, la obra procedente de
España constituyó, sin duda, el punto culminante del festival de teatro europeo,
“sin merma para las otras aportaciones a la Bienal”. Al referirse al eco que Yo
tengo un tío en América alcanzó en el público, el crítico comento que “no es
casualidad que fuera precisamente esa obra la que arrancó tormentas de
aplausos y largas ovaciones de pie a un público que de por sí no se mostró muy
reservado.”


El Universal. IX Festival Internacional de Teatro de Caracas. E. Vidal

“Excelentes intérpretes. El flamenco reitró la sátira y el virtuosismo olvidó la
reiteración. Tecnología y pobreza de elementos en una extraña paradoja donde
la imaginación vuelve, nuevamente, a ser el signo del prestigioso grupo catalán.
Es un espectáculo de gran divertimento, trágico y agrio, pero de destacada
reflexión. Fría y desenmascarada.”


El Universal. Ricardo Torrealba

El mayor encanto del trabajo de Els Joglars es su sentido de coherencia y de
trabajo en equipo. A partir de una impecable puesta en escena de Albert
Boadella, el dispositivo escénico basado en sogas es hábilmente aprovechado
para crear infinitos mundos y mostrar ese hostigante psiquiátrico donde los
locos no lo son más que los cuerdos y éstos no lo son menos que aquellos. La
música y la iluminación como conductores temáticos se articulan con los bailes
flamencos, hasta lograr una síntesis que no es solamente temática, sino también
formal, en términos de expresión dramática donde forma y contenido adquieren
una dimensión univoca e inconfundible.
Aunque queda mucho camino por recorrer, este tío de América, va siendo de los
mejor del Festival, porque se atreven a decir lo que muchos se callan y porque
además lo dicen muy bien. ¡Bravo por estos tíos catalanes, joder!”


BOADELLA, LA SUECIA CATALANA A LAS INDIAS

El Periódico. Suplemento La Gente
Barcelona. Domingo 24/11/1991
Javier Belmonte

No ve nada claro ese 12-D que preparan los actores y augura que en 1993 junto a
los quioscos de la ONCE de todas las esquinas florecerán otros ocupados por
psiquiatras. Mientras eso llega, Albert Boadella (Barcelona, 1943) y la comañía
que dirige, Els Joglars –rebautizada Teatre Nacional de Catalunya para chinchar
a Pujol y Flotats-, se han apuntado a los fastos del 92 con Yo tengo un tío en
América, obra que ahora triunfa en Barcelona y cuyo pagano es la Sociedad
Estatal Quinto Centenario.
Boadella, que es sarcástico, abrupto, cínico, simpático y rubio
siempre se ha dicho bufón. Lo es ahora de Luis Yáñez.
- ¿O no?
- Que Yáñez no me lo hubiera encargado es seguro. Pero en lo del Quinto
Centenario hay funcionarios que están bien, como Javier Estrella, y se supone
que cuando se dirigió a Els Joglars sabía lo que encargaba y asumía el riesgo.
- Nunca se sabe.
Insensatos serían si esperan una versión oficialista, tan insensatos como si la
Generalitat me encargara una Historia de catalunya. Eso, en todo caso, a
Flotats, que haría muy bien la escena de las cuatro barras en el escudo…
- Usted pondría cinco, como hizo con su Silvània.
- Y quizás añadiría que el tipo aquel las pintó con el pie y no con la mano.
- Aparte de un agravio para Rodríguez Ibarra, ¿qué hubiera supuesto
una conquista de América por los catalanes, y no por extremeños?
- Que en el Maresme habría más torres de negreros de las que hay, que son unas
cuantas, y que todo aquello estaría más próximo a lo que es Norteamérica, lo
que no quiere decir mejor. O sea, que ellos hubieran quedado más depredados,
pero menos follados.
- Una cosa al estilo inglés, más o menos.
- Sí, sólo algún polvete pero nada de mestizaje. Por el contrario, los españoles
pensaron que aquello era un picadero fantástico, de ahí ese alargamiento de
Cádiz. Y conste que ese desmadre de razas, sangre y esperma es el lado más
simpático, menos tenebroso, de todo este asunto.
- Aún no se han organizado manifestaciones, ni desagravios a Isabel
la Católica ni nada de eso a causa de su obra.
- Este país es cada vez menos divertido. Suerte del tal Riera de la Expo, de ese
baluarte de la Hispanidad que vetó nuestra presencia. Pero esto ya no es lo que
era.
- Igual la torna es que la gente se fija más en lo estrictamente teatral.
- Qué va. La gente es desapasionada en todo lo que se refiere a la cultura. Ya no
hay broncas, ni peleas en la platea, ni se lanzan cosas al escenario como en
tiempos. La gente va al teatro –extraña que siga haciéndolo- y si, como mucho,
consigue no aburrirse demasiado, dice que ha visto una gran obra. Un
desapasionamiento sueco. Nos acercamos a lo que Pujol soñó: una Suecia
catalana.
- A lo mejor los obispos acaban animando el cotarro.
- Los obispos son gente con sagacidad histórica. Yo, de ser Pujol, tendría miedo.
Aquéllos siempre van con los que ganan. Franco –también bastante sagaz- en
cuanto los vio respondones se puso medio en coma.
- Apenas dos semans en Barcelona con su obra.
- Paradójico, pero es sabido que aquí no hay teatros, sino cuadras. O parkings,
como el Mercat de les Flors, donde no quiero volver a asesinar una obra, como
ya hice con Columbi lapsus.
- ¿Cómo se tomarán en América la obra?
- Muy bien, les gustará, es su versión.Y como ellos no la han hecho, la hacen los
colonizadores. Reconocerá que la cosa es para cortársela.
- ¿Aún sufre en los estrenos?
- Más en los ensayos generales, y más con los años. La juventud confiere
insensatez. En cambio, ahora siempre acabo con un sentimiento de frustración,
de que me he dejado cosas, de que no he acabado de explicar aquello que quería.
Incluso me entran dudas sobre mi condición de hombre de teatro y pienso si no
debí ser payés o haberme dedicado a mi sueño, la carrera diplomática, para
acabar de cónsul en Hanoi.
- Mejor cónsul, dicen que el campo va mal.
- No sé. La naturaleza es sabia, ecológicamente perfecta, y quizá yo, de
diplomático, hubiera desatado la Tercera Guerra Mundial.
- Marlon Brando será Torquemada ¿Le dirigiría?
- No lo quiero ni loco. Como máximo, de montador. No me ha gustado nunca y
me pondría las obras patas arriba. No hay mejores actores que los que tengo, y
por eso los tengo.
- Chulo.
- Es la verdad. Hay una mutua seducción. También ellos piensan que tienen el
mejor director del mundo. Jamás he pensado que con Robert de Niro haría
mejores espectáculos.
- Y, a diferenia de él, sus actores no regentan restaurantes…
- Ni son histriónicos, y puedes hablar con ellos. Y montan y desmontan el
espectáculo. Ése es el mejor método, ni Stanislavski, ni Strasberg, sino saber
cuánto pesa el monstruo que llevas. Así es como tienes los pies en el suelo.
- ¿Algún caso en los juzgados?
- Uno en Valencia, afortunadamente. Lo cuidamos como oro en paño para que
dure. Cosa testimonial. Esa gente que nos querría prohibir es la que más ha
creído en nosotros. Se pensaban que podríamos cambiar la mentalidad del
mundo: ¡Cuánto honor! Les haremos un gran homenaje nacional ahora que
cumplimos 30 años en esto.
- ¿No a los militares?
- No, vista la experiencia. Enviamos un título de mestre en gai saber al teniente
general Coloma Gallegos, el de nuestro consejo de guerra, y él se enfadó mucho
porque pensó que le nombrábamos maricón de honor.
- La realidad siempre supera al arte.