Estrenado el 16 de mayo de 1980 en el Cine Guridi (Baracaldo).
Se representó hasta el 20 de junio de 1981.
Laetius en latín significa aproximadamente más que la vida y más que la muerte.
La autodestrucción de la humanidad es algo que se da por sentado.
La Tierra no es más que un pequeño planeta, dentro del inmenso orden cósmico destinado a producir ciclos de vida y a la vez autodestruirla.
La sofisticación de los ingenios nucleares que nos rodean, nos hacen llegar a la conclusión de que con toda seguridad estamos viviendo ya los últimos momentos de nuestro ciclo ya que poseemos todo lo necesario para provocar el final.
En el orden social los síntomas son igualmente parecidos a las últimas etapas de otros ciclos anteriores: Diluvios, sodoma, etc… esto nos permite afirmar, que nos hallamos en una inmejorable actitud para accionar el conmutador…
Después del cataclismo nuclear, surge una nueva forma de vida, con un cierto parecido al hombre actual (en el aspecto externo).
Lentamente, y a pesar de encontrarse en un planeta estéril y desértico, LAETIUS, que es el nombre de esta curiosa criatura, irá creando su propia manera de vivir y de relacionarse con sus semejantes, y progresivamente evolucionará al mismo ritmo que su entorno terrestre.
LAETIUS será el protagonista del nuevo ciclo, un ser que presenta algunas mutaciones respecto a su antepasado hombre, que se traducen en grandes ventajas derivadas de su íntima relación con la tierra y la magnífica adaptación al medio ambiente.
Los actores aman profundamente al ser que han creado, sienten por él un auténtico respeto y veneración que va aumentando a medida que van conociéndolo.
Quizás nos encontremos de nuevo con este afecto experimentado en otros casos por creadores de seres vivientes (Jekyll y Hyde, Pigmalión, Frankenstein).
Paralelamente a la evolución de LAETIUS, y en forma de reportaje, iremos entrando en conocimiento, además de en los detalles fundamentales de esta evolución, en los profundos sentimientos que experimentan los actores al dar vida a este nuevo ser.
Albert Boadella
Anna BARCERI
Carme PERIANO
Pitus FERNÁNDEZ
Antoni Vicent VALERO
Domènec REIXACH
Dirección y escenografía – diseño: Albert BOADELLA
Ayudante de dirección: Glòria ROGNONI
Escenografía – realización: DINO IBÁÑEZ
Iluminación – sonido – montaje: Jesús AGELET – Ricard MARTÍNEZ – Jordi COSTA – Jordi CANO
Con la colaboración de:
Núria SELLABONA
Benet SARSANEDES
Dolors CAMINAL
Lluís SOLERDERCOLL (Tallers Pascualín)
V.I.P. Blanes
Isidre PRUNÉS
Montserrat AMENÓS
Consuelito VALERO
POLIÉSTER “PUJOLS” (Vic)
ELÉCTRICA “GAFONAL”
Carme RODRÍGUEZ
Toni LANGA
Un espectáculo bello
El País. Eduardo Haro Tecglen
El País. Eduardo Haro Tecglen
La capacidad de expresión corporal de estos actores es impresionante, como sus
relaciones entre sí y la concepción global del espectáculo. Se piensa, una vez
más, en las ventajas de la homogeneidad, del equipo constante, del trabajo
continuado. El invento de los movimientos propios de esta nueva-vieja raza, su
colocación en el escenario, la belleza de éste, la colocación de las luces, la
austeridad expresiva del vestuario forman un espectáculo bello y fascinante.
Diario 16. Ángel Fernández-Santos
Laetius es un espectáculo formalmente perfecto. Quiero decir que no hay
manera de encontrar en él, una vez que se entra en su juego, una sola vacilación
en la aplicación de las reglas de éste. No hay en Laetius un desafinamiento o un
error. Planteada su convención, ésta discurre casi matemáticamente. Todo tiene
allí el aroma de la elaboración, aunque parezca inventado sobre el propio
escenario.
El Imparcial. Carlos García-Osuna
Els Joglars trajo un soplo de frescor Mediterráneo, porque lo mejor del teatro
español del momento se alumbra por aquellas latitudes. Nos dejaron jugar y nos
dieron libertad para inventar las reglas.
Interpretación magnífica, sin fisuras y dirección de Albert Boadella, llevada a
cabo con mimo, sapiencia e intuición, abierta la propuesta a las ideas de los
miembros del grupo. Porque demuestran que conocen el oficio como pocos y
son nada más y nada menos que eso: un grupo.
Cambio 16. Alberto Fernández Torres
Lo importante es el juego, la capacidad para hacer surgir un mundo nuevo sobre
el escenario, construir el teatro a base de sus elementos y reglas más simples,
realizadas con suma precisión y brillantez. Los teóricos dicen que el teatro es,
antes que nada, la habilidad de convertir al cuerpo humano en un elemento con
capacidad de significar, en la palabra de un lenguaje distinto. Si eso es cierto,
Laetius es teatro en su más desnuda expresión